jueves, 20 de junio de 2013

¿Cómo son las nuevas tecnologías en los talleres de coches?

Luis Ursúa, secretario general de CETRAA.
De tanto hablar de las TIC’s vamos a terminar con un tic. ¿Qué son las nuevas tecnologías? ¿Qué es eso de la I + D + i?

Lo cierto es que las nuevas tecnologías SIEMPRE han estado ahí. Es decir, cuando se inventó el vehículo, “eso” ya era la aplicación de las nuevas tecnologías. Cuando Henry FORD inventó la cadena de montaje, “eso” ya eran nuevas tecnologías, y cuando se inventó la máquina de vapor o el telar “eso” ya eran nuevas tecnologías. Así que las “NUEVAS” tecnologías son tan VIEJAS como la vida misma.

Lo único nuevo es que la velocidad de implementación que nos proporciona Internet y la electrónica hace que la evolución de las tecnologías sea, a veces, difícil de digerir. Y aquí está el meollo. Tenemos excesos de información por todas partes y lo que nuestros clientes no quieren son excesos de información sino RESULTADOS concretos, rápidos, buenos y fiables. Y es aquí donde las supuestas nuevas tecnologías ayudan o pueden ayudar al taller. Y dejamos claro desde ahora que las nuevas tecnologías no son nuevas sino las más modernas, eficaces y eficientes, que no es lo mismo.

Investigación, Desarrollo e Innovación. Esto es lo que significa la dichosa inecuación I + D + i, y digo inecuación porque nunca termina en un igual a. Vamos, que nos falta el segundo término de la ecuación para que podamos obtener resultados concretos. Y de tanto hablar del bálsamo de Fierabrás lo hemos vaciado de contenido.

Investigación, Desarrollo e Innovación han existido SIEMPRE, así que no pensemos que hemos descubierto el Mediterráneo. Pero, en fin, está bien que apliquemos “nuevas” tecnologías que nos ayuden en nuestro quehacer diario. Por ejemplo ¿qué haría yo ahora escribiendo con una “moderna” máquina de escribir, en lugar de con el confortable y encantador ordenador personal?

Hace unos años enviábamos una carta, esperábamos respuesta y, en función de la misma, tomábamos las medidas oportunas. La cuestión ahora es que la inmediatez y la dichosa “globalización” hacen que las decisiones las tengamos que tomar a salto de mata, muchas veces sin planificar la respuesta y, en demasiadas ocasiones, con precipitación absoluta. El caso es nos hemos vuelto “inmediatistas”. Todo lo queremos para ya. Y el cliente no es una excepción.

Es aquí donde hemos de deslindar qué es eso de las nuevas tecnologías aplicadas al taller, que es lo que se me pregunta y cómo las mismas pueden ser un apoyo y no una carga para el sufrido titular. Pues bien, la respuesta, como no puede ser de otra manera es que las nuevas tecnologías, por ejemplo, la localización de piezas o referencias de las mismas, en la nube, que no es estar en la luna, sino en Internet, pueden suponer un significativo ahorro de tiempo si la referencia está bien marcada, si los baremos de tiempos de reparación son conocidos y bien aplicados, si las piezas y las operaciones de mantenimiento están debidamente catalogadas, despiezadas y si, además, las podemos ver en tres dimensiones, mejor que mejor. Todo esto ayuda al taller a responder con rapidez y eficacia a las demandas del cliente.

Pongamos otro ejemplo, últimamente me pasa a menudo. No veo una columna a mi espalda y ¡zas! me cargo el piloto trasero. La columna lleva quince años en el garaje pero es igual. El coche lleva cámara de visión trasera, un estridente pitidito que te indica que te acercas al fatídico punto de impacto. Pero sigue siendo igual. El menda, ¡a saber en qué estaba pensando!, se estampa contra la inamovible columna. Obviamente se rompe el piloto y se raya el paragolpes trasero (que no sé yo para que se llaman paragolpes, porque parar el golpe, lo que se dice parar el golpe, más bien poco). Y ya llegamos a la cuestión, las nuevas tecnologías, las TIC’s.

Llevas el vehículo al taller, el titular le hace una fotito con un “Smartphone” e, inmediatamente, la foto está en el gabinete pericial, de forma tal que a primera hora del día siguiente tienes al perito en el taller y a última hora de la tarde tienes tu coche impoluto y aquí paz y después gloria. Así que, como ven, las nuevas tecnologías, una foto, Internet y un teléfono modernillo (casi todos) han hecho que la inmediatez sea un hecho palpable. Y “eso” implica tener un cliente contento. En este caso yo mismo. Tener un cliente contento implica tener un cliente “prescriptor”. “Vete donde fulanito” que te arreglan el coche en un periquete y a buen precio y, encima te lo dejan como nuevo.

Pero es que, además, un taller bien adaptado a las tecnologías más en punta, no sólo hace las cosas más rápido sino que las gestiona mejor, lo que implica un proceso de estudio ininterrumpido por parte del titular y empleados, - que nadie piense en menor esfuerzo personal -, menores tiempos de proceso, mejor control de costes y, supuestamente, si sigue las reglas de una buena administración y habilidades gerenciales, mayores márgenes y beneficios con menores costes para el cliente. Y aquí estamos ante el reto de la productividad. Más reparaciones efectuadas, con menor coste y mayor eficiencia igual a mayor beneficio. Ya hemos resuelto la ecuación. I + D + i = BENEFICIO

Pues Otra cosa es que alguien se muera del susto. Pero si no lo intentas ya estás muerto. Así que mucho ánimo, a seguir innovando y, sobre todo, a implantar las TIC’s, acompañadas, eso sí, de sentido común, esfuerzo personal, entorno colaborativo y estudio más una adecuada planificación previa para saber y conocer a nuestros clientes antes de lanzarnos a comprar el último invento sin saber muy bien para qué lo vamos a utilizar.
esto es lo que hay. Adaptarse o morir.

Una vez hecho esto, bienvenidas sean las TIC’s.


Luis Ursúa, secretario general de CETRAA, en el blog de GT Motive.

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